domingo, 22 de abril de 2018

Miedo en el ascensor

Se despidió y entró apurada al ascensor. Mientras se miraba en el espejo sintió esos dos ojos mirándola, con algo de deseo y miedo.

Fue como un escalofrío, un rayo que le atravesó todo el cuerpo.
El miedo se apoderó de ella, estaba tan aterrada que no le salía la voz. Intentaba gritar pero sabía que podría ser peor. 

Al mismo tiempo no quería sacarle la mirada de encima, no quería mostrarse débil, no iba a permitir que la ataque.

Cada piso se convirtió en un pequeño infierno, como si estuviera purgando sus pecados en ese viaje a planta baja.


El calor, el encierro y sus nervios la acechaban tan de cerca como esa mirada. Su respiración había copado toda la cabina, los latidos se su corazón podían sentirse desde cualquier piso de ese edificio. Ella sentía que ese era su último viaje, que de esta no se salvaba. 


Al fin llegó al destino. Las puertas del ascensor se abrieron y su desesperación le jugó una mala pasada y no pudo salir rápido: este bicho se le adelantó.

Con esas dos antenas desagradables decidió bajarse antes, dándole la espalda a este humano cagón. 


La cucaracha siguió su día como si no hubiera pasado nada. Por suerte ella tenía un turno en terapia.